6 feb 2012

SETAS MEDICINALES II

Las tres setas del Emperador
En los últimos años asistimos a un auge y consumo exponencial de los llamados "productos naturales". De todos estos, los derivados vegetales y fúngicos son empleados en la cultura culinaria y en la farmacopea de los países orientales (especialmente China y Japón) desde tiempo inmemorial. Sin embargo, en Occidente, donde somos poseedores de un rico acerbo oral y escrito sobre las acciones medicamentosas de las plantas, carecemos del mismo bagaje en lo referente a los hongos, posiblemente debido a que estos fueron siempre considerados en nuestro entorno bajo una visión pobre y dicotómica (o comestibles o tóxicos) y nunca se han abordado desde la perspectiva medicinal o sanadora. Y, como consecuencia, nuestros conocimientos sobre el tema han de ser prioritariamente teóricos, recogiendo la experiencia de autores tan reconocidos como Denis R. Benjamin (“Mushrooms: Poisons and Panaceas”), Christopher Hobbs (“Medicinal Mushrooms”), David Arora (“Mushrooms Demystified”) o Paul Stamets (“Growing Gourmet and Medicinal Mushrooms”) entre otros muchos. En dichos textos, estos micólogos recopilan los múltiples estudios realizados y esquematizan con sabiduría las acciones benéficas de los hongos. Sin embargo, hemos de indicar, no obstante, que se observa en los mismos una tendencia unívoca y hasta obsesiva: su utilización en la guerra anticancerígena. Y es hora de indicar ya que, hoy por hoy, esa batalla, empleando como única arma ofensiva los hongos, sólo se ha ganado en la experimentación animal, aún cuando es justo reconocer que se han abierto muchas expectativas en el campo investigador que pueden dar sus frutos en un devenir cercano; ello no es óbice para recordar que muchos trabajos publicados carecen del más mínimo método científico, fundamentándose en puro empirismo; en este sentido, si recorremos el listado que nos ofrece la base de datos Medline vemos que, desde 1980 hasta nuestros días, aparecen escasos artículos médicos con la temática que hoy nos ocupa y, además, como era hasta cierto punto lógico y esperable, han sido realizados mayoritariamente en Extremo Oriente. 
Antes de proseguir, es inexcusable reseñar que determinados hongos medicinales que aparecen en nuestros bosques (p.e. Ganoderma lucidum o Coriolus versicolor) no se pueden consumir ni directamente ni mediante tratamiento culinario convencional (consistencia leñosa) y, además, precisan una esmerada y aséptica elaboración farmacéutica (no sólo se emplea el carpóforo sino también el micelio, realizándose un extracto purificado de la mezcla), siendo aconsejable adquirirlos en preparados comerciales y en establecimientos garantizados.
En esta entrega comentaremos especialmente los llamados “tres hongos del Emperador”, venerados por los pueblos orientales y base de su medicina tradicional, como son: El REISHI (Ganoderma lucidum), el SHIITAKE (Lentinus edodes) y el MAITAKE (Grifola frondosa). Estas tres especies se enmarcan dentro de los productos naturales que presentan “acción adaptógena”, es decir, estimulantes inespecíficos de la inmunidad. 
REISHI (GANODERMA LUCIDUM): Su forma es tan característica que en castellano se le conoce con el nombre popular de “pipa”; se trata de una poliporácea inconfundible y fotogénica, cuya cutícula simula estar lacada y zonada. En Japón se consiguen hasta seis variedades y, según el color predominante, se deriva un uso medicinal específico. Sus efectos farmacológicos son múltiples y evocan una auténtica panacea: analgésico, antialérgico, preventivo del asma y bronquitis (expectorante y antitusivo), antibacteriano (especialmente activo frente a estafilococos y estreptococos), como antioxidante eliminando los radicales hidroxilo libres que son los causantes del envejecimiento y muerte celular (razón por la que se le ha denominado eufemísticamente “hongo de la inmortalidad o de los 10.000 años”), actividad antitumoral, efecto antiviral (induciendo la producción de defensas inespecíficas e interferón), acción hipotensora y cardiotónica (favorece el metabolismo miocárdico mejorando la hemodinámica coronaria y disminuyendo los dinteles de colesterol), protector y desintoxicante hepático (anti-hepatitis B), protección frente a las radiaciones ionizantes y actividad contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
SHIITAKE (LENTINUS EDODES): Es el hongo medicinal legendario en la cultura china y japonesa y el más conocido en nuestro país y, aunque aquí no crezca de forma natural, se va abriendo camino su industrialización y consumo. Se puede utilizar desecado y añadirse a cualquier guiso, al que confiere un sabor inconfundible.
Sin duda estamos ante un hongo con futuro en todos los frentes (culinario y medicinal). En este último aspecto y, al igual que el “Reishi”, sus efectos se ejercen en tres latitudes: disminuyendo los niveles de lípidos en sangre (especialmente los triglicéridos), efecto antitumoral e inmunológico (potenciando la actividad de los linfocitos y macrófagos e incrementando los factores antitumorales inespecíficos: factor de necrosis tumoral, lisozima, ceruloplasmina, etc.) y actividad antiviral.
MAITAKE (GRIFOLA FRONDOSA): Sus propiedades son superponibles a los anteriores, pero característicamente se han invocado: una acción hipoglucemiante (similar a Calocybe gambosa o “seta de San Jorge”), dinamizante (antifatiga crónica) y contra la rinitis alérgica (polinosis).
PREPARADOS COMERCIALES
REISHI VIT FORTE: Extracto de Ganoderma lucidum en forma de comprimidos.
MAN SHIITAKE: Extracto de Lentinus (=Lentinula) edodes también en forma de comprimidos.
MYKOSTAR: Extracto triple (Reishi, Shiitake y Maitake) en forma de cápsulas.
JALEA INMUNE-STAR: Asociación de jalea real con alto contenido (2%) en ácido 10-hidroxidecenoico (10 D.H.A.) que es el factor indicativo de su frescura y poder biológico (acción antibacteriana y antitumoral) junto con extracto de Reishi, Shiitake y Maitake . Se presenta en forma de ampollas bebibles.
AGRADECIMIENTOS - A Manolo Roncero, por su precisa información.
TEXTO - José de Uña y Villamediana.- Especialista en Medicina Interna y Neurología. 


Como ayuda el Ganoderma Lucidum contra el cancer

  Desde hace años la preocupación por encontrar una solución al cáncer está demostrando que muy poco se hace en lo referente a la medicina convencional. Ha aumentado el gasto destinado a la investigación contra el cáncer en los países desarrollados, sin embargo, muy poco se hace para recurrir a la medicina natural, aquella que es la que dió inicio a ésta desde hace siglos.  
Durante centurias, la literatura japonesa y china han resaltado a Ganoderma lucidum por sus efectos vigorizantes de la salud, especialmente en lo concerniente al incremento de la longevidad, al tratamiento del cáncer, la resistencia y la recuperación de las enfermedades. Los guías himalayos lo han empleado para combatir la enfermedad ocasionada por las grandes altitudes. Los indios Mayas tradicionalmente lo usan para combatir una variedad de enfermedades transmisibles. Reishi, como es llamado Ganoderma lucidum, ha llegado a ser especialmente popular en años recientes entre los grupos de alto riesgo, los infectados de VIH (Stamets,1993).
Sin embargo existen estudios e investigaciones sobre algunos frutos, hierbas naturales que están alcanzando notoriedad y mucha esperanza entre los científicos en la lucha contra esta enfermedad que afecta a un gran porcentaje de la población mundial.  
De Ganoderma se han aislado un grupo complejo de polisacáridos que se reportan como estimulantes del sistema inmunológico, aumentando la producción de monocitos, macrófagos y citoquinas. Una teoría es que estos polisacáridos estimulan la producción de células “T” ayudantes, las cuales atacan las células infectadas (Stamets, 1993).  
La adicción a los narcóticos deprime las funciones del sistema inmunitario. Se ha demostrado que los polisacárido-péptidos de Ganoderma lucidum pueden restablecer el sistema inmunológico deprimido por el uso de morfina y que puede ser potencialmente benéfico en el tratamiento de cáncer. Los polisacáridos de Ganoderma lucidum son quimiopreventivos, inhiben la formación de 8-hidroxideoxiguanosina que representa un daño oxidativo en el DNA. La radioterapia, la quimioterapia y el uso repetitivo de morfinas para remediar el dolor, aunque indispensables en el tratamiento del cáncer pueden suprimir las funciones del sistema inmunológico. El estrés y el envejecimiento también pueden causar el deterioro de esta función (Liu, 1999 a).  
Una inyección previa de un antioxidante de Ganoderma, restauró casi al 100% todos los parámetros bioquímicos disturbados por el uso de quimioterapia con adriamicina o cisplatina que induce nefrotoxicidad por estrés oxidativo. La cardiotoxicidad inducida en ratas ha sido revertida con extractos de Ganoderma con dosis de 125, 250 y 500 mg/Kg/día, durante 2 semanas. También se ha demostrado la reversión de la función inmunológica por los polisacaridos de Ganoderma lucidum, cuando esta se ha empeorado con mitomicina, 5 FU, citarabín, el estrés y el envejecimiento (Liu, 1999 a). 
Ganoderma lucidum puede curar cáncer, el síndrome de fatiga crónica, la degeneración del hígado, desórdenes de la sangre (Stamets,1993). Los extractos alcohólicos de Ganoderma lucidum inducen el reposo del crecimiento celular y la apoptosis de manera selectiva sobre las células tumorales, demostrado en casos de cáncer de pecho humano. Igualmente se ha reportado que puede inhibir el crecimiento celular previniendo la transición desde G1 hasta la fase S en células HeLa. Los extractos alcohólicos de Ganoderma lucidum son capaces de inducir apoptosis en forma directa en células de cáncer de pecho humano no a través del sistema inmunológico.
Los polisacáridos del extracto acuoso de Ganoderma lucidum presentan actividad antitumoral mediada por citoquinas liberadas de macrófagos y linfocitos T activados, especialmente Factor de Necrosis Tumoral a (FNT a) e Interferón g (IFN g) (Hongbo et al., 2002). Los polisacáridos de alto peso molecular aumentan los niveles de IL 1b, IL 2, IL 6; tienen actividad antiviral preventiva, e hipoglicemiante .
AVISO: La información contenida en este blog tiene carácter meramente informativo y no puede ser considerada como sustitutiva de la prescripción, diagnóstico o tratamiento médico.

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